La pequeña Julia en realidad no es nada pequeña, más bien al contrario. Yo diría que es enorme, enorme en dulzura, enorme en ternura y enorme en belleza. Es además, simpática a rabiar. Fijaos en la cantidad de caras que es capaz de poner en los sólo diez segundos que tardé en disparar las última cuatro tomas.
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